Agricultura y seguridad alimentaria

A group of people walking through rice fields in vietnam.

El desafío

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 consiste en crear un mundo libre de hambre para 2030. El problema del hambre y la inseguridad alimentaria en el mundo se ha agravado de manera alarmante desde 2015, una tendencia que se ha visto exacerbada por una combinación de factores como la pandemia, los conflictos, el cambio climático y unas desigualdades cada vez más profundas.

En 2022, aproximadamente 735 millones de personas —es decir, el 9,2 % de la población mundial— se encontraban en una situación de hambre crónica, un aumento vertiginoso en comparación con 2019.

El cambio climático está alterando el inicio y la duración de las estaciones de las lluvias y provoca que los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías y los períodos secos, ocurran con mayor frecuencia e intensidad. El aumento de la pobreza, el hambre y la consiguiente inseguridad alimentaria y sanitaria son problemas acuciantes.

La agricultura, y en particular los cultivos, la ganadería y la pesca, es posiblemente el sector más vulnerable a la variabilidad del clima y el cambio climático, y más del 90 % de las contribuciones determinadas a nivel nacional de los países en desarrollo señalan la necesidad de apoyar medidas de adaptación en este sector. 


La respuesta

La OMM ayuda sus Miembros a prestar servicios meteorológicos, climatológicos y otros servicios conexos a la comunidad agrícola para contribuir al desarrollo de sistemas agrícolas sostenibles y económicamente viables. 

Es necesario invertir a nivel mundial en las ciencias y los servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos a lo largo de las cadenas de valor agroalimentarias, puesto que ayudan a los agricultores a tomar decisiones, por ejemplo, en lo relativo a qué cultivar, cuándo sembrar o plantar, cuál es el momento de usar fertilizantes, y cómo proteger los cultivos y el ganado contra plagas y enfermedades. 

La comunidad de la OMM elabora proyecciones del clima estacional, donde se tienen en cuenta la evolución de fenómenos como El Niño/La Niña y otros condicionantes climáticos. 

Numerosos proyectos de actividades de la OMM se centran en la agricultura, en particular el Programa de Gestión Integrada de Sequías.

El proyecto Mejora de la Capacidad de Adaptación de las Comunidades Andinas a través de los Servicios Climáticos (ENANDES) promueve la adaptación al clima en Chile, Colombia y el Perú y está dirigido a las actividades sensibles al clima (como la agricultura, la generación de energía hidroeléctrica y el suministro de agua) y a las comunidades y los grupos vulnerables (por ejemplo, los agricultores, las poblaciones indígenas, las mujeres y las personas de edad). Se prevé que el proyecto aporte beneficios socioeconómicos a 11,5 millones de beneficiarios directos e indirectos. 

Otro ejemplo es la Iniciativa para el Mejoramiento de la Resiliencia Climática y Agrícola (ACREI), encaminada a reforzar la resiliencia de los pequeños agricultores, agropastores y ganaderos en el Cuerno de África.