El desafío
Los sistemas de alerta temprana son una herramienta vital para ayudar a la sociedad a adaptarse a los fenómenos peligrosos relacionados con el tiempo, el agua y el clima. Presentan una buena relación costo-eficacia, salvan vidas, reducen las pérdidas económicas y sus beneficios multiplican casi por diez la inversión realizada.
Los servicios de alerta temprana apuntalan el progreso en muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y aprovechan el poder de las alianzas. Entre otras cosas, reducen la vulnerabilidad frente a fenómenos meteorológicos extremos y la pobreza asociada; permiten tomar medidas anticipatorias para proteger los medios de subsistencia agrícolas y la seguridad alimentaria; minimizan las pérdidas y los daños; las alertas tempranas de episodios de calor favorecen la buena salud y el bienestar y contribuyen a unas ciudades más sostenibles.
Las alertas tempranas son eficaces, y deben serlo para todos. No son un lujo, sino una NECESIDAD. Las estadísticas hablan por sí solas. Entre 1970 y 2021, se notificaron más de 2 millones de víctimas mortales y pérdidas económicas por valor de 4,3 billones de dólares a consecuencia de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos.
Las pérdidas económicas se han disparado, pero la mejora de las alertas tempranas y la gestión coordinada de los desastres han permitido reducir considerablemente el número de víctimas mortales. Así pues, entre 1970 y 1979 se registraron más de 550 000 muertes por peligros debidos al tiempo, el agua y el clima. Mientras que en la década de 2010 a 2019 esa cifra se redujo a algo menos de 185 000 muertes.
Sigue siendo una cifra inaceptablemente alta, y más del 90 % de las muertes notificadas se producen en países en desarrollo.
A pesar de que se necesitan urgentemente, tan solo la mitad de los países del mundo declaran disponer de sistemas adecuados de alerta temprana de peligros múltiples.
La respuesta
La iniciativa internacional Alertas Tempranas para Todos se concibió con el objetivo de remediar esta situación y velar por que todos los habitantes de la Tierra estén protegidos por sistemas de alerta temprana antes de finales de 2027.
La OMM, junto con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), codirige la iniciativa Alertas Tempranas para Todos, con el apoyo de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
La iniciativa Alertas Tempranas para Todos es un ejemplo de consecución práctica del ODS 17, relativo a las alianzas. Esta iniciativa exige la colaboración a escala mundial entre las entidades de las Naciones Unidas, la comunidad científica, el sector privado, las instituciones financieras, los Gobiernos y el mundo académico, entre otros.
Los sistemas de Alertas Tempranas para Todos se están desplegando sobre el terreno gracias, en gran medida, al impulso generado por la iniciativa Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS), que financia proyectos en los países menos adelantados y los pequeños Estado insulares en desarrollo del Caribe y el Pacífico con el fin de establecer servicios de alerta temprana que tengan en cuenta los riesgos. Ello se complementa con el Servicio de Financiamiento de Observaciones Sistemáticas (SOFF) para cerrar la brecha en materia de datos sobre observaciones climáticas y meteorológicas en los países con las deficiencias más graves.
Los programas de la OMM —en particular los relativos a los ciclones tropicales, la sequía y la gestión de las crecidas— se han ajustado para respaldar la iniciativa Alertas Tempranas para Todos, que se ha convertido en la principal prioridad.