Una alianza mundial insta a potenciar la preparación frente al calor durante la pandemia de la COVID-19

29 de mayo de 2020

Cuando el hemisferio norte está a punto de entrar en una nueva estación en la que, según las previsiones, se batirán todos los récords de calor, una red de expertos en los ámbitos de la salud y el clima ha hecho un llamado para que se intensifiquen las medidas de preparación encaminadas a proteger a las personas en un contexto de temperaturas elevadas sin incrementar el riesgo de propagación de la COVID‑19.

[GINEBRA, 25 de mayo de 2020] Cuando el hemisferio norte está a punto de entrar en una nueva estación en la que, según las previsiones, se batirán todos los récords de calor, una red de expertos en los ámbitos de la salud y el clima ha hecho un llamado para que se intensifiquen las medidas de preparación encaminadas a proteger a las personas en un contexto de temperaturas elevadas sin incrementar el riesgo de propagación de la COVID‑19.

La actual pandemia agrava los riesgos que el calor entraña para la salud de muchas personas, incluidas aquellas en riesgo de contraer la COVID-19. Por consiguiente, países y comunidades deben prepararse sin demora para un verano de altas temperaturas, según expertos de la Red Mundial de Información sobre el Calor y los Riesgos para la Salud (GHHIN).

También deberán adaptarse las estrategias de comunicación y divulgación, dado que las medidas habituales concebidas para reducir las enfermedades provocadas por el calor y limitar su mortalidad (abandonar los hogares con temperaturas peligrosamente elevadas en busca de espacios públicos climatizados, realizar visitas a los domicilios de las personas vulnerables para verificar su salud y recibir atención médica urgente en caso de signos de golpe de calor) pueden ser imposibles de aplicar o bien pueden entrar en contradicción con las recomendaciones y los protocolos de los organismos de salud pública para limitar el contagio de la COVID-19.

A fin de ayudar a gobiernos y profesionales de la salud a prepararse para esas complejas situaciones que ponen en jaque la salud pública, se ha elaborado una serie informativa que proporciona a las instancias decisorias locales más información sobre la gestión de los riesgos para la salud vinculados al calor en el marco del actual brote de la COVID-19.

Dicha serie incluye un resumen técnico con medidas de protección de la salud frente al calor durante la pandemia de la COVID-19, una sección de preguntas y respuestas sobre cuestiones clave y una lista de control para fines de planificación. Fue publicada el 26 de mayo durante un seminario web sobre prevención de los efectos del calor en la salud en el contexto de la COVID-19 organizado por la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud para Europa.

En la serie informativa se abordan los temas siguientes:

  1. poblaciones vulnerables;
  2. equipos de protección personal y estrés térmico;
  3. trabajadores de la salud y estrés térmico;
  4. fiebre frente a estrés térmico;
  5. aire acondicionado y ventilación;
  6. opciones de refrigeración no tecnológicas;
  7. comunicación y divulgación;
  8. espacios frescos al aire libre;
  9. asentamientos informales;
  10. servicios sociales;
  11. centros climatizados;
  12. estacionalidad y condiciones meteorológicas;
  13. ozono, calor y COVID-19.

La GHHIN es una alianza de carácter voluntario surgida de la colaboración entre la Oficina Conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para el Clima y la Salud y la Oficina del Programa del Clima de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de los Estados Unidos de América. En ella trabajan científicos y expertos en materia de políticas, y entre sus asociados cabe destacar la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) y el Grupo de Liderazgo Climático de Ciudades C40, así como entidades académicas, organismos de salud pública y servicios meteorológicos de docenas de países.

Cambio climático y olas de calor

Las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas a medida que las concentraciones de gases de efecto invernadero provocan un aumento de las temperaturas mundiales, y ello afecta de forma creciente a la salud de las personas y a los sistemas sanitarios. En 2018, la población vulnerable de más de 65 años estuvo expuesta a un récord de 220 millones de exposiciones a olas de calor por encima de la media del período de referencia 1986–2005, según se apunta en la Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2019.

En Europa se vivieron dos importantes olas de calor en junio y finales de julio de 2019. El 28 de junio se registró en Francia un récord de 46,0 °C durante el episodio de ola de calor que afectó a las partes suroccidental y central de Europa. A finales de julio fue gran parte de Europa Central y Occidental la que se vio afectada. En los Países Bajos, ese episodio se asoció con 2 964 fallecimientos, un valor que superó en prácticamente 400 víctimas mortales la media de una semana de verano. En la Francia metropolitana, entre el inicio de junio y mediados de septiembre, se registraron más de 20 000 visitas a urgencias y 5 700 visitas domiciliarias de médicos por enfermedades causadas por el calor, según se explica en el informe de la OMM, que contiene datos de la OMS y de un amplio abanico de asociados.

Interacciones entre la COVID-19 y el calor

Aunque probablemente las condiciones medioambientales repercuten de forma limitada en los lugares y los momentos en los que se producen brotes de la COVID-19, el calor puede exacerbar las consecuencias de la enfermedad y agravar el desenlace clínico de los pacientes con COVID-19. Además, podría incrementar la tasa de contagio a raíz de la concentración de personas al aire libre y en espacios públicos, sin olvidar que la cantidad adicional de pacientes afectados por estrés térmico puede sobrecargar todavía más el sistema de atención sanitaria y otros sistemas esenciales en un momento en el que muchos de ellos ya se encuentran al borde del colapso. En zonas afectadas por una gran cantidad de casos de COVID-19, un episodio de calor intenso podría acarrear graves consecuencias para la salud y provocar enormes cantidades de víctimas mortales.

La enfermedad por coronavirus ha exacerbado los riesgos asociados al calor que deben encarar muchos grupos vulnerables tanto a la COVID-19 como al estrés térmico. Asimismo, a raíz de la pérdida de puestos de trabajo y de las prolongadas medidas de confinamiento, las personas en riesgo de presentar enfermedades provocadas por el calor pueden verse inmersas en condiciones socioeconómicas todavía más precarias.

El temor de la población a solicitar atención sanitaria durante la pandemia de la COVID-19 puede demorar la búsqueda de ese tipo de asistencia para tratar dolencias no relacionadas con la enfermedad por coronavirus, incluso aunque esa atención sea vital. Las percepciones y conductas de esa naturaleza podrían conllevar la muerte de personas vulnerables que se refugian en lugares insuficientemente climatizados y que no los abandonan en busca de temperaturas más bajas o atención sanitaria. Esas muertes se pueden evitar.

Medidas que deberían adoptarse

Todas las enfermedades y muertes provocadas por el calor se pueden evitar, pero en el contexto de la COVID-19, las estrategias deberían adaptarse a los contextos locales. Cabe recordar, asimismo, la importancia de la comunicación y la divulgación y el carácter decisivo de las medidas de coordinación y preparación.

En el plano gubernamental, deberían reforzarse sin demora —antes de que empiece la temporada de calor— las medidas de coordinación y preparación frente a las altas temperaturas, incluido el examen y la modificación de los planes de lucha contra el calor y de las orientaciones al respecto establecidas a nivel local.

En el sector de la atención sanitaria, los profesionales médicos y otros equipos de respuesta inicial deberían recibir formación para detectar posibles casos de estrés térmico, y también deberían ser conscientes de los riesgos adicionales debidos al calor a los que ellos mismos se enfrentan al llevar sus equipos de protección personal y trabajar en entornos con altas temperaturas.

“La disminución de la cantidad de personas que presentan enfermedades causadas por el calor debería ser una prioridad a fin de reducir al mínimo los ingresos en hospitales ya de por sí sobrecargados”, dijo Joy Shumake-Guillemot, directora de la Oficina Conjunta OMS/OMM para el Clima y la Salud y coordinadora de la GHHIN.

“Es probable que las autoridades municipales y los profesionales de la salud deban adoptar decisiones difíciles para tratar de lograr un equilibrio entre prevenir la propagación de la infección y proteger a las personas frente a temperaturas peligrosamente elevadas en su entorno”, afirmó. Es de esperar que esta serie informativa, en cuya elaboración han participado autores y revisores de más de 25 países, les ayude a reflexionar a ese respecto y propicie la adopción de decisiones mejor fundamentadas.

En el seminario web sobre prevención de los efectos del calor en la salud en el contexto de la COVID-19, organizado por la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud para Europa, la doctora Shumake-Guillemot presentó las principales preocupaciones de la red de expertos y algunos aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de adoptar medidas preventivas, mientras que asociados de varios organismos europeos de salud pública describieron ejemplos de estrategias para abordar los riesgos para la salud vinculados a las altas temperaturas durante la pandemia de la COVID-19.

El seminario web, que tuvo lugar el 26 de mayo a las 11.00 CEST, puede consultarse aquí. La serie informativa completa puede consultarse aquí.

Los recursos de la OMS sobre la COVID-19 pueden consultarse aquí.

Acerca de la Red Mundial de Información sobre el Calor y los Riesgos para la Salud

La Red Mundial de Información sobre el Calor y los Riesgos para la Salud es un foro independiente, voluntario e impulsado por sus miembros —científicos, médicos e instancias normativas— que se dedica especialmente a incrementar la capacidad de protección de las poblaciones frente a los riesgos para la salud evitables asociados al calor extremo en un clima cambiante. Esta red, centrada en el suministro de soluciones, promueve la puesta en común de recursos e información, fomenta las actividades de aprendizaje colaborativo y el establecimiento de alianzas entre miembros, y trata de mejorar los instrumentos decisorios basados en información técnica y científica a fin de propiciar una gestión optimizada de los riesgos relacionados con el calor.Es una iniciativa encabezada por la Oficina Conjunta OMS/OMM para el Clima y la Salud y la Oficina del Programa del Clima de la NOAA de los Estados Unidos de América. Suscríbase a la lista de distribución de la Red para recibir mensualmente noticias sobre los riesgos para la salud vinculados al calor, así como información sobre próximas clases magistrales, coloquios y seminarios web. www.ghhin.org

DATOS DE CONTACTO PARA LA PRENSA:

Joy Shumake-Guillemot, Oficina Conjunta OMS/OMM para el Clima y la Salud, jshumake-guillemot@wmo.int

Jake Thompson, Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, jthompson@nrdc.org

Alison Freebairn, Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, alison.freebairn@ifrc.org

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