En su lucha por dar respuesta a los extremos climáticos, los países africanos pierden, de media, entre el 2 % y el 5 % de su producto interno bruto (PIB), y muchos de ellos dedican a esa labor hasta el 9 % de sus presupuestos. Se calcula que, en el África subsahariana, el costo de la adaptación oscilará entre 30 000 y 50 000 millones de dólares de los Estados Unidos cada año durante el próximo decenio, es decir, entre el 2 % y el 3 % del PIB de la región, según se desprende del informe indicado.
Se estima que, si no se ponen en marcha medidas de respuesta adecuadas, de aquí a 2030 hasta 118 millones de personas extremadamente pobres (que viven con menos de 1,90 dólares al día) estarán expuestas a sequías, crecidas y episodios de calor extremo en África. Esto impondrá nuevas trabas a las iniciativas de mitigación de la pobreza y lastrará notablemente el crecimiento, a tenor de las cifras recogidas en el informe.
Los países africanos deben dar prioridad al aumento de la inversión en los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) y acelerar la aplicación de la iniciativa Alertas Tempranas para Todos para salvar vidas y proteger medios de subsistencia. Ello contribuirá a mitigar riesgos, crear capacidad de adaptación, fomentar la resiliencia a escala local, nacional y regional, y orientar las estrategias de desarrollo sostenible, según se indica en el informe.
La publicación se centra en los indicadores y los impactos del cambio climático en 2023, el año más cálido registrado hasta la fecha en el mundo. Complementa el informe de la OMM sobre el estado del clima mundial y forma parte de una serie de informes regionales elaborados por la Organización que, sobre la base de datos de observación, respalda los procesos decisorios y propicia la adopción de medidas.
"En los últimos 60 años, África ha sido testigo de una tendencia al calentamiento cuyo ritmo ha superado la media mundial. En 2023, el continente sufrió mortíferas olas de calor, lluvias torrenciales, crecidas, ciclones tropicales y sequías prolongadas", declaró la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo.
"Mientras que muchos países del Cuerno de África y del sur y noroeste del continente siguieron sufriendo una sequía excepcional que persiste desde hace varios años, otros países experimentaron en 2023 episodios de precipitaciones extremas que provocaron inundaciones y causaron un número considerable de víctimas mortales. Estos eventos extremos tuvieron consecuencias devastadoras para las comunidades y entrañaron graves repercusiones económicas", afirmó Celeste Saulo.
"Este panorama de condiciones meteorológicas extremas ha continuado en 2024. Algunas zonas del sur de África se han visto asoladas por una perniciosa sequía, al tiempo que las excepcionales precipitaciones estacionales han causado muerte y devastación en países de África oriental, más recientemente en el Sudán y Sudán del Sur. Ello no ha hecho más que agravar una crisis humanitaria ya de por sí desesperada", explicó.
La OMM, la Comisión de la Unión Africana (CUA), la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (CEPA) y la Conferencia Ministerial Africana sobre Meteorología (AMCOMET) presentarán el informe en colaboración con sus asociados en la 12ª Conferencia sobre Cambio Climático y Desarrollo en África (CCDA), que se celebrará en Abiyán (Côte d'Ivoire) el 2 de septiembre de 2024.
"El informe sobre el estado del clima en África en 2023 pone de relieve la imperiosa necesidad de invertir en servicios meteorológicos y sistemas de alerta temprana para promover la adaptación al cambio climático y potenciar la resiliencia en África. Los efectos del cambio climático se dejan sentir por todo el planeta, y en ese contexto, el continente africano enfrenta una coyuntura crítica", dijo la excelentísima señora Josefa Leonel Correia Sacko, Embajadora y Comisionada de Agricultura, Desarrollo Rural, Economía Azul y Medioambiente Sostenible de la CUA.
"África se ve confrontada a cargas y riesgos desproporcionados como consecuencia de episodios y patrones meteorológicos debidos al cambio climático. Estos provocan crisis humanitarias masivas cuyos efectos perniciosos menoscaban ámbitos como los de la agricultura y la seguridad alimentaria, la educación, la energía, las infraestructuras, la paz y la seguridad, la salud pública, los recursos hídricos y el desarrollo socioeconómico en general", explicó.