Se publica la primera edición del Boletín de la OMM sobre la calidad del agua y el clima

13 de septiembre de 2021

En 2020, debido a las medidas de confinamiento y restricciones de los viajes impuestas a causa de la enfermedad por el coronavirus de 2019 (COVID‑19) se produjo una reducción drástica, aunque efímera, de las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos, especialmente en las zonas urbanas. Numerosos habitantes de las ciudades observaron cielos azules, en lugar de la nube de contaminación. Sin embargo, la reducción no se registró de manera uniforme en todas las regiones o en todos los tipos de contaminantes. Además, muchas partes del mundo aún carecían de directrices sobre la calidad del aire, según se desprende de un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

3 de septiembre de 2021 (OMM) — En 2020, debido a las medidas de confinamiento y restricciones de los viajes impuestas a causa de la enfermedad por el coronavirus de 2019 (COVID‑19) se produjo una reducción drástica, aunque efímera, de las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos, especialmente en las zonas urbanas. Numerosos habitantes de las ciudades observaron cielos azules, en lugar de la nube de contaminación. Sin embargo, la reducción no se registró de manera uniforme en todas las regiones o en todos los tipos de contaminantes. Además, muchas partes del mundo aún carecían de directrices sobre la calidad del aire, según se desprende de un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

En el Boletín de la OMM sobre la calidad del aire y el clima (el primero de su clase publicado por la OMM), se destacan los principales factores que influyeron en las tendencias de la calidad del aire en 2020, en comparación con otros años. Se señala que, en diferentes partes del mundo, hubo episodios tanto de mejora como de deterioro de la calidad del aire.

Se demuestra que existe una estrecha conexión entre la calidad del aire y el cambio climático. Si bien las emisiones antropógenas de contaminantes atmosféricos disminuyeron durante la crisis económica ocasionada por la COVID‑19, los fenómenos meteorológicos extremos impulsados por el cambio climático y medioambiental provocaron tormentas de arena y polvo e incendios forestales sin precedentes que afectaron a la calidad del aire.

Esta tendencia se mantiene en 2021. Los devastadores incendios forestales de América del Norte, Europa y Siberia han repercutido en la calidad del aire de millones de personas, y las tormentas de arena y polvo han cubierto numerosas regiones y han atravesado los distintos continentes.

“La COVID‑19 resultó ser un experimento imprevisto sobre la calidad del aire y, en efecto, generó mejoras localizadas temporales. Sin embargo, una pandemia no sustituye la acción continua y sistemática encaminada a afrontar los principales factores que impulsan tanto la contaminación como el cambio climático y, de este modo, proteger la salud de las personas y del planeta”, afirmó el profesor Petteri Taalas, Secretario General de la OMM.

“Los efectos de los contaminantes atmosféricos se producen cerca de la superficie, en escalas temporales que van de días a semanas y, en general, son localizados. Por el contrario, el cambio climático en curso, causado por la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, tiene lugar en una escala temporal decenal a centenaria y genera cambios medioambientales en todo el mundo. A pesar de las diferencias, necesitamos una política coherente e integrada sobre la calidad del aire y el clima, que se base en las observaciones y la ciencia”, agregó el profesor Taalas.

La contaminación atmosférica tiene consecuencias importantes para la salud humana. En el Boletín se señala que, de acuerdo con las estimaciones del estudio Carga Mundial de Morbilidad más reciente, la mortalidad mundial aumentó de 2,3 millones en 1990 (el 91 % debido a las partículas y el 9 %, al ozono) a 4,5 millones en 2019 (el 92 % debido a las partículas y el 8 %, al ozono).

El Boletín y la animación conexa se publicaron con anterioridad al Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, que se celebra el 7 de septiembre. Este día fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de concienciar a la población y facilitar acciones tendientes a mejorar la calidad del aire, lo que resulta esencial para la salud humana y la mitigación del cambio climático.

Este año el tema es “Aire saludable, planeta saludable”.

La repercusión de la COVID‑19 en la calidad del aire

Continental wide average changes in air pollution
Muchos gobiernos del mundo respondieron a la pandemia de COVID‑19 mediante la restricción de las reuniones, el cierre de las escuelas y la imposición de confinamientos. Estas políticas que instaron a “quedarse en casa” dieron lugar a una reducción sin precedentes de las emisiones de contaminantes.

En zonas como China, Europa y América del Norte, las reducciones de las emisiones a corto plazo relacionadas con la COVID‑19 coincidieron con las medidas de mitigación de las emisiones a largo plazo que se tradujeron en una disminución de las concentraciones de PM2,5 en 2020, en comparación con años anteriores. El aumento de las concentraciones de PM2,5 en la India fue menos pronunciado que en años anteriores.

No obstante, algunos estudios indican que, en muchas partes del mundo, era muy poco probable que las concentraciones de PM2,5 cumplieran las directrices de la Organización Mundial de la Salud, a pesar de las drásticas reducciones de la movilidad.

En el marco del Programa de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM, se examinó el comportamiento de los principales contaminantes atmosféricos de más de 540 estaciones rurales, de tráfico y de medición de la contaminación general atmosférica de 63 ciudades y sus alrededores, de 25 países ubicados en 7 regiones geográficas del mundo.

Los datos se utilizaron para analizar los cambios en la calidad del aire correspondientes a los principales contaminantes, como las PM2,5, el dióxido de azufre (SO2), los óxidos de nitrógeno (NOx), el monóxido de carbono (CO) y el ozono (O3).

Los análisis revelaron reducciones de hasta aproximadamente el 70 % de las concentraciones medias de NO2 y de entre un 30 % y un 40 % de las concentraciones medias de PM2,5 durante el confinamiento total en 2020, en comparación con los mismos períodos en 2015‑2019. Sin embargo, las concentraciones de PM2,5 presentaron un comportamiento complejo incluso dentro de la misma región, por ejemplo, se observaron aumentos en algunas ciudades españolas que se atribuyeron principalmente al transporte de polvo africano a larga distancia o a la quema de biomasa.

Los cambios en las concentraciones de ozono variaron notablemente entre las distintas regiones y abarcaron desde la inexistencia de cambios generales hasta pequeños aumentos (como sucedió en Europa) y aumentos más pronunciados (más del 25 % en Asia Oriental y más del 30 % en América del Sur).

Las concentraciones de SO2 fueron de entre aproximadamente un 25 % y un 60 % más bajas en 2020 que durante el período 2015‑2019 en todas las regiones. Los niveles de CO fueron inferiores en todas las regiones, y la mayor reducción, de hasta alrededor del 40 %, se registró en América del Sur.

Clima, incendios forestales y calidad del aire

NOAA GOES-West satellite image taken 12 Sept 2020

Los fuertes incendios forestales generaron concentraciones excepcionalmente elevadas de PM2,5 en varias partes del mundo, que experimentaron condiciones inusualmente secas y calurosas en 2020. Durante enero y el mes de diciembre anterior, el suroeste de Australia se vio afectado por incendios forestales masivos, que exacerbaron la contaminación atmosférica.

El humo de los incendios australianos también generó un enfriamiento temporal en el hemisferio sur, comparable al causado por las cenizas de una erupción volcánica.

La temporada de incendios forestales de 2020 se caracterizó por los devastadores incendios que azotaron Siberia y el oeste de los Estados Unidos, en lo que respecta al carbono pirogénico total liberado a la atmósfera, con penachos de humo sumamente densos y expansivos que eran visibles desde el espacio. En Alaska y el Canadá, los incendios fueron inusitadamente débiles, en comparación con los decenios anteriores.

La Oficina de Modelización y Asimilación Global de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) evaluó el efecto de los incendios en la contaminación atmosférica al aire libre en América del Norte y estimó la cantidad de personas que estuvieron expuestas a diversos niveles de contaminantes. Mediante la evaluación se determinó que la cantidad de personas que probablemente experimentaron niveles insalubres de contaminación atmosférica aumentó durante la temporada de incendios y alcanzó su nivel máximo en la segunda semana de septiembre, cuando se desencadenó la mayoría de los incendios devastadores en el oeste de los Estados Unidos. Durante más de una semana, se consideró que entre 20 millones y 50 millones de personas (principalmente en el oeste de los Estados Unidos, pero también en las regiones a sotavento), corrieron un riesgo para la salud “alto” o “muy alto”.

Política sobre el cambio climático

Credit: Source: Reuters/Anushree Fadnavis/Adnan Abidi
Shows the India Gate war memorial on October 17, 2019 (top) and after air pollution levels started to drop during a 21-day nationwide lockdown in New Delhi, India, April 8, 2020 (bottom)
Reuters/Anushree Fadnavis/Adnan Abidi
Combo shows the India Gate war memorial on October 17, 2019 (top) and after air pollution levels started to drop during a 21-day nationwide lockdown in New Delhi, India, April 8, 2020 (bottom). Improvement in air quality can be driven by many processes, including emission reduction and changes in meteorological conditions as explained in this Bulletin.
Source: Reuters/Anushree Fadnavis/Adnan Abidi

Las actividades humanas que liberan gases de efecto invernadero de larga duración a la atmósfera también incrementan las concentraciones de ozono y partículas de duración más corta en la atmósfera. Por ejemplo, la quema de combustibles fósiles (una fuente importante de dióxido de carbono (CO2)) también emite óxido de nitrógeno (NO) a la atmósfera, lo que puede dar lugar a la formación fotoquímica de ozono y aerosoles de nitratos. Asimismo, las actividades agrícolas (que son fuentes importantes de metano, uno de los gases de efecto invernadero) emiten amonio, que posteriormente se transforma en aerosoles de amonio.

Entre los contaminantes tradicionales se incluyen los gases reactivos de corta duración, como el ozono —un gas traza que es un contaminante atmosférico común y un gas de efecto invernadero— y las partículas, un amplio abanico de pequeñas partículas en suspensión en la atmósfera (que suelen denominarse aerosoles). Ambos son perjudiciales para la salud humana y presentan características complejas, que pueden ejercer un efecto de enfriamiento o de calentamiento de la atmósfera.

Por lo tanto, los cambios en las políticas que procuran mejorar la calidad del aire repercuten en las políticas encaminadas a limitar el cambio climático, y viceversa. Por ejemplo, una disminución drástica de la quema de combustibles fósiles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero también reducirá los contaminantes atmosféricos asociados a dicha actividad, como el ozono y los aerosoles de nitratos.

Las políticas orientadas a reducir la contaminación por partículas para proteger la salud humana quizás eliminen el efecto de enfriamiento de los aerosoles de sulfatos o el efecto de calentamiento del carbono negro (partículas de hollín).

Por último, los cambios en el clima pueden incidir de manera directa en los niveles de contaminación. Por ejemplo, el incremento de la frecuencia y la intensidad de las olas de calor podría provocar la acumulación adicional de contaminantes cerca de la superficie. De acuerdo con el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos aumentará en el futuro.

Las observaciones de la composición química de la atmósfera, como aquellas coordinadas por la VAG de la OMM, son indispensables para comprender su estado y las tendencias. Ayudan a mejorar los sistemas de predicción y sustentan las políticas integradas sobre la calidad del aire y el clima.

Notas para los editores:

La OMM desea agradecer al Consejo Editorial del Boletín y a todos los colaboradores sus aportes.

El Boletín contiene contribuciones del Grupo Consultivo Científico sobre Aerosoles de la VAG de la OMM, el Grupo Consultivo Científico sobre Aplicaciones, el Grupo Consultivo Científico para el Proyecto de Investigación de la VAG sobre Meteorología y Medioambiente Urbanos, el Grupo Consultivo Científico sobre Gases Reactivos y el Comité Director del Sistema Mundial de Información y Pronóstico de la Calidad del Aire. Las estimaciones del estudio Carga Mundial de Morbilidad acerca de la mortalidad debida a la contaminación de los hogares y del aire ambiente pueden descargarse de la página web siguiente: https://www.stateofglobalair.org/.

Los datos sobre aerosoles y gases reactivos recopilados en el marco del Programa de la VAG con el apoyo de los Miembros de la OMM y las redes colaboradoras están disponibles en el Centro Mundial de Datos sobre Aerosoles y Gases Reactivos, que gestiona el Norsk Institutt for Luftforskning de Noruega. Los datos sobre el monóxido de carbono pueden obtenerse del Centro Mundial de Datos sobre Gases de Efecto Invernadero, que gestiona el Servicio Meteorológico del Japón. Las estaciones de la VAG se describen en el Sistema de Información de las Estaciones de la VAG (https://gawsis.meteoswiss.ch/), que gestiona MeteoSwiss. Todos los datos procedentes del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus pueden consultarse libremente en la tienda de datos atmosféricos (ADS): https://ads.atmosphere.copernicus.eu.

La Organización Meteorológica Mundial es el portavoz autorizado de las Naciones Unidas

sobre el tiempo, el clima y el agua

Para más información, diríjase a: Clare Nullis, agregada de prensa. Correo electrónico: cnullis@wmo.int. Teléfono móvil: +41 79 709 1397

Connections between air quality and climate

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) es un organismo especializado de las Naciones Unidas encargado de promover la cooperación internacional en ciencias atmosféricas y meteorología.

La OMM monitorea el tiempo, el clima y los recursos hídricos y brinda apoyo a sus Miembros en materia de pronóstico y mitigación de desastres. Con su labor, la Organización respalda firmemente el fomento de los conocimientos científicos, el refuerzo de la seguridad pública 
y el aumento del bienestar.

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