Las inundaciones, las crecidas y las sequías son los principales peligros ante los que América del Sur es más vulnerable: están profundamente relacionadas con la variabilidad climática —sobre todo El Niño-Oscilación del Sur— y se ven exacerbadas por el cambio climático. Sin embargo, existen otros fenómenos que también afectan de manera significativa a la Región, como las tormentas violentas, los deslizamientos de tierras o los incendios forestales, ya que el norte de la Argentina, el sur del Brasil y el Paraguay conforman la zona con mayor frecuencia de relámpagos de todo el mundo.  

Para hacer frente a los desafíos que, entre otros factores, plantean el cambio climático y las limitaciones ambientales locales, la Oficina Regional para las Américas colabora de manera activa con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) del Brasil. También dedica una parte importante de su labor a contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas al participar en coaliciones temáticas con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

En cuanto al panorama socioeconómico, la Región III está formada principalmente por economías en desarrollo: un par de países en desarrollo sin litoral cuyos ingresos son, de media, entre medianos y altos, así como países con índices de desarrollo humano entre medios y muy altos, como el Uruguay, Chile y la Argentina.