El Caribe está cada vez más cerca de definir una estrategia regional imprescindible para reforzar, en todas las islas de la región, los sistemas de alerta temprana centrados en las personas. Se trata de algo fundamental para mejorar la preparación y la capacidad de respuesta ante grandes peligros naturales de acuerdo con un examen por expertos acerca de la devastadora temporada de huracanes de 2017.
Durante la Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas, que tuvo lugar en Cartagena de Indias (Colombia) del 20 al 22 de junio de 2018, se presentaron los resultados del examen Enseñanzas extraídas sobre los sistemas de alerta temprana durante la temporada de huracanes de 2017 en el Caribe en el marco de la reunión “Oportunidades de inversión prioritarias para fortalecer los sistemas de alerta temprana en los pequeños Estados insulares en desarrollo”.
La temporada de huracanes de 2017 fue una de las peores que se hayan registrado en el Caribe. Se cobró cientos de víctimas, destruyó infraestructuras y revirtió el desarrollo socioeconómico en los territorios más afectados, como Anguila, Antigua y Barbuda, Dominica, San Martín y Puerto Rico.
El examen, que forma parte de la Iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS), fue dirigido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), junto con sus asociados regionales —el Instituto de Meteorología e Hidrología del Caribe (IMHC) y el Organismo del Caribe para gestión de emergencias en casos de desastre (CDEMA)— y un experto en cuestiones de género.
Todos coincidieron en que es necesario contar con una estrategia regional para abordar los graves problemas existentes, reforzar las instituciones, aumentar los recursos y construir estructuras operativas más resilientes para poder realizar cambios de calado en los sistemas de alerta temprana.
David Farrell, superior del IMHC, afirmó: “La magnitud de las consecuencias ha llevado a que muchos se pregunten qué capacidad de resiliencia tiene la región frente a los fenómenos meteorológicos extremos, empezando por los Servicios Meteorológicos Nacionales, pues la reducción de su capacidad operativa derivó en que los sistemas nacionales de alerta temprana no fuesen operativos, lo que puso en peligro la vidas de muchas personas”.
Principales conclusiones
En el se examen determinó que las predicciones habían sido, en general, precisas y oportunas. No obstante, los cambios rápidos de intensidad, sobre todo del huracán María en Dominica, plantearon un serio problema. Los avisos de peligros secundarios, como las inundaciones o las inundaciones costeras, no fueron suficientes y habría que mejorarlos para que incluyan la predicción basada en el impacto.
Según el señor Farrell, “Hasta la fecha, entre los elementos principales que es necesario abordar con cierta urgencia, se encuentra una mayor inversión en los Servicios Meteorológicos Nacionales para fortalecer sus infraestructuras físicas y de comunicaciones, sus redes de recopilación de datos, su capacidad técnica y humana y sus interacciones con la ciudadanía. Aunque estos ámbitos de inversión quedarán contemplados en la estrategia de inversión de la Iniciativa CREWS, sigue siendo importante que las autoridades nacionales mantengan los beneficios que se deriven de esas inversiones”.
Por lo que respecta a la difusión y la comunicación de avisos, se llegó a la conclusión de que las evaluaciones de riesgos y los planes de respuesta no guardaban suficiente relación entre sí. El conocimiento de los riesgos, como las inundaciones fluviales o las mareas de tempestad, presentaba limitaciones. A pesar de que una alerta de huracán proporciona información sobre la intensidad del viento, todavía hay que identificar el umbral de los peligros secundarios. En el examen se recomendó realizar un seguimiento para comprobar si el mensaje se ha recibido y comprendido correctamente.
Ronald Jackson, Director Ejecutivo del CDEMA, añadió que el examen confirmaba la importancia de la gestión integral de desastres: “Los sistemas de alerta temprana centrados en las personas son uno de los resultados principales a escala regional que se derivan de la Estrategia de gestión integral de desastres para 2014-2024 y, por consiguiente, nos complace que este ejercicio haya sentado las bases para identificar de manera fáctica, empírica y cualitativa los ámbitos en los que existen grandes deficiencias con el fin de orientar mejor futuras inversiones que permitan impulsar la Agenda Caribeña para los sistemas de alerta temprana centrados en las personas”.
En el examen se constató un colapso de la infraestructura de comunicación. A los países más afectados por los huracanes les había llevado entre tres y cinco días restablecer los canales de comunicación. En dicho examen también se recomendó una revisión general de los sistemas de comunicaciones de emergencia.
Género
En el examen se concluyó que se han elaborado pocos estudios sistemáticos que permitan comprender el riesgo atendiendo a las diferencias de género. Asha Kambon, encargada de la esfera de trabajo sobre género, declaró: “Es importante tener en cuenta consideraciones de género en los sistemas de alerta temprana en el Caribe porque las diferencias en cuanto a funciones, relaciones, responsabilidades y percepciones entre hombres y mujeres y niñas y niños siguen afectando a su conocimiento de los riesgos, la vigilancia de los mismos, la recepción de los mensajes de riesgo y su capacidad de actuar en función de los mensajes recibidos”.
Según el examen, la dilación propia del machismo supone un importante obstáculo para que los hombres tomen medidas frente al riesgo, mientras que los hogares monoparentales encabezados por una mujer, tanto si es muy joven como si es anciana, figuran entre los más vulnerables. También se observaron diferencias entre los géneros en cuanto al uso de la tecnología, ya que las mujeres tienden más a recibir información a través de los medios sociales, mientras que los hombres confían más en las emisiones de radio.
En el examen se recomendó que se invite a las oficinas encargadas de los asuntos relacionados con la igualdad de género a participar en debates para identificar los canales y el lenguaje de comunicación más adecuados antes de una emergencia.
Proceso de examen
El examen se inició en diciembre de 2017 con el objetivo primordial de determinar cuáles son las grandes deficiencias y establecer las recomendaciones principales en tres esferas de trabajo diferenciadas pero complementarias (hidrometeorología, gestión de riesgos de desastre y género).
Para la realización del estudio fue necesaria la contribución de varios expertos mediante aportaciones y consultas, así como misiones sobre el terreno en algunas de las islas afectadas. El proceso culminó con un taller de validación, que se celebró en Barbados a principios de junio, para alcanzar un consenso en cuanto a las principales conclusiones y recomendaciones.
El objetivo general es proporcionar recomendaciones con indicación de costos que ayuden a la región a crear unos cimientos sólidos para fomentar su resiliencia ante peligros múltiples.
El examen contó con la colaboración de más de 48 personas, que representaban a instituciones meteorológicas e hidrológicas nacionales, organizaciones nacionales de gestión de desastres y oficinas encargadas de los asuntos relacionados con la igualdad de género de 15 países, entre los que se hallan los más afectados por los huracanes Irma y María. También intervinieron algunas instituciones regionales, como la Secretaría de la Comunidad del Caribe (CARICOM), el Centro para el Cambio Climático de la Comunidad del Caribe, la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y la Universidad de las Indias Occidentales (campus de Trinidad y Barbados).
El camino hacia delante
El Comité Director de la Iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS) ha aprobado un proyecto de 5,5 millones de dólares estadounidenses para el Caribe, que está previsto para el tercer trimestre de 2018 y en el que se tendrán en cuenta las recomendaciones del examen acerca del sistema de alerta temprana en esa región